En los últimos 75 años, la incitación al odio se ha visto como precursor de delitos atroces, incluido el genocidio, desde Ruanda hasta Bosnia y Camboya. Más recientemente, se ha relacionado fuertemente con la violencia que resulta en asesinatos en masa en varias partes del mundo. La iniciativa proporciona ideas sobre cómo abordar las causas fundamentales y los impulsores este flagelo y cómo reducir su impacto en las sociedades.