El fin de semana, el Gobierno turco abrió sus fronteras para permitir el paso a Europa de los refugiados y solicitantes de asilo al considerar que la Unión Europea no ha cumplido con su promesa de ayudar al país en la asistencia a los 3,6 millones de refugiados sirios que acoge en su territorio. Grecia respondió el domingo desplegando fuerzas militares en la frontera.