Desde algoritmos de reconocimiento facial que fallan más con afrodescendientes y asiáticos hasta permitir que gente rica financie plataformas para defender la ideología supremacista, pasando por los bots que interfieren en elecciones y asuntos políticos, el actual modelo comercial de las redes sociales más populares se beneficia activamente de la información falsa, el racismo y la intolerancia para hacer negocio, denuncia una experta independiente de la ONU.