La granja de ostras de Shigeatsu Hatakeyama fue completamente destruida por el mortal tsunami que azotó el noreste de Japón en marzo de 2011.
“Pensé que era el fin de mi negocio”, asegura Hakateyama, de 74 años, más conocido como el “Abuelo Ostra”, un apodo dado por los niños a los que enseña en su programa de educación ambiental.