Desde su lanzamiento hace siete años, la Formula E, la competición mundial en la que participan monoplazas eléctricos, ha crecido en popularidad atrayendo la atención de los principales fabricantes de automóviles, cambiando la percepción de la gente sobre este tipo de vehículos no contaminantes y situando al mundo un paso más cerca de un futuro liderado por el transporte sostenible.