Entrevista a Javier Vásquez, de Olimpiadas Especiales

Javier Vasquez, vicepresidente de Programas de Salud de las Olimpiadas Especiales, da la bienvenida a los atletas y voluntarios en los juegos de tenis.

La revolución es la inclusión de las personas con discapacidad

Javier Vásquez , vicepresidente de Programas de Salud de Olimpiadas Especiales

Olimpiadas Especiales
Javier Vasquez, vicepresidente de Programas de Salud de las Olimpiadas Especiales, da la bienvenida a los atletas y voluntarios en los juegos de tenis.

Entrevista a Javier Vásquez, de Olimpiadas Especiales

Derechos humanos

Testigo de cómo se interna a personas con discapacidad intelectual en hospitales psiquiátricos, de cómo se las aísla y margina, y de cómo sufren dolencias durante años por no ser atendidas en los sistemas de salud, Javier Vásquez, vicepresidente de Programas de Salud de las Olimpiadas Especiales, pide su plena integración en la sociedad. El día 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

Las Olimpiadas Especiales tienen 50 años. En 1968, Eunice Kennedy Shriver coordinó los primero Juegos primeras; hoy están presentes en 173 países. Lo que hace la organización es ofrecer a todas las personas con discapacidad intelectual la oportunidad de hacer ejercicio físico y competir en deportes de tipo olímpico. También promueve la campaña “la revolución es la inclusión”.

“No es sólo la competición, sino lograr la inclusión, el bienestar, la alegría, la convivencia” de las personas con discapacidad intelectual y, “por supuesto, de sus familias y entrenadores”, cuenta a Noticias ONU Javier Vásquez, que este año ha accedido a la vicepresidencia de los Programas de Salud de este movimiento que engloba a 5,3 millones de atletas.

El día 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y Javier Vásquez explica cómo las Olimpiadas Especiales y las Naciones Unidas pueden colaborar en muchos campos.

No es sólo la competición, sino lograr la inclusión, el bienestar, la alegría, la convivencia.

“Por ejemplo, nosotros ya hemos facilitado que varios atletas vengan a las Naciones Unidas a hablar durante las reuniones de los Estados parte de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, para contar su experiencia, de cómo ellos ejercen su derecho a la educación, al trabajo, a la salud”, dice.

Las Olimpiadas Especiales y los Objetivos de Desarrollo

Esta organización también trabaja muy de cerca con los relatores especiales del Consejo de Derechos Humanos y la enviada del Secretario General para la Discapacidad. “Ellos vienen a los Juegos y observan cuáles son nuestros programas. Aprenden sobre discapacidad intelectual”.

Además, las Olimpiadas Especiales, destaca Javier Vásquez, contribuyen al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como por ejemplo el número 3, dedicado a la salud.

“Los atletas de Olimpiadas Especiales están sometidos a ocho pruebas de salud en 173 países. Estamos hablando de 2,1 millones de análisis que logran identificar problemas de salud de audición, de visión, de equilibrio, de salud oral, de obesidad”, afirma, indicando que durante veinte años su organización ha respondido a la frecuente falta de servicios de salud para las personas con discapacidad.

Esos datos revelan que los atletas muchas veces no han tenido nunca un examen de la visión; o tienen caries y dolor en la boca durante años; o sufren problemas de audición: “Todo esto tiene un impacto en sus derechos humanos y en el derecho a la salud”.

Un oftalmólogo de Santo Domingo, capital de la República Dominicana, trabaja como voluntario para las Olimpiadas Especiales.
Olimpiadas Especiales
Un oftalmólogo de Santo Domingo, capital de la República Dominicana, trabaja como voluntario para las Olimpiadas Especiales.

Invisibles en los sistemas de salud

Ahora, esos datos se están empezando a compartir con los ministerios de Salud de muchos países y con la Organización Mundial de la Salud “para que los sistemas de información en salud empiecen a visibilizar a las personas con discapacidad intelectual, que hasta ahora están invisibles”.

Entre sus prioridades, como responsable de las cuestiones sanitarias de Olimpiadas Especiales, está que el acceso a la salud no sea un servicio que brinda su organización de manera caritativa, sino que forme parte de los sistemas nacionales de salud.

Esto nos lleva a influenciar la política y las legislaciones nacionales para que estas personas tengan acceso a la educación, al trabajo, a la salud.

 “Esto nos lleva a influenciar la política y las legislaciones nacionales, que todavía en muchos países son una barrera, para que estas personas tengan acceso a la educación, al trabajo, a la salud. Hay que trabajar muy de cerca con los atletas, con las familias, los Ministerios”, para ayudar a las personas con discapacidad que no llegan a las Olimpiadas Especiales y no pueden ser atendidas.

Según datos recogidos en un informe de la relatora especial de las Naciones Unidas para los derechos de las personas con discapacidad, Catalina Devandas, aquellas con una discapacidad intelectual pueden vivir quince o veinte años menos que el resto de los ciudadanos, no por cuestiones relacionadas con esa discapacidad sino debido a la falta de una atención sanitaria adecuada.

Capacidad legal

A este respecto, Javier Vásquez, que trabajó durante años con la Organización Mundial de la Salud, afirma: “he visitado muchos países donde rutinariamente se interna involuntariamente a personas con discapacidad intelectual en hospitales psiquiátricos. También he visitado países donde muchos funcionarios me confirmaron que hay legislaciones que permiten la esterilización forzada de personas con discapacidad intelectual”.

Por ese motivo, es importante identificar cuáles son las barreras sistémicas: “Por ejemplo, hoy por hoy hay legislaciones que dificultan su capacidad legal para tomar decisiones y para dar su consentimiento informado en temas de salud, de trabajo, de educación”.

Esta situación se produce “porque no hay una revisión periódica de las tutelas, las curatelas, los representantes legales y no se han alineado las legislaciones con la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad”, explica.

Otro Objetivo de Desarrollo Sostenible al que contribuyen las Olimpiadas Especiales es el número 4: Educación.  Los Juegos cuentan con un programa, llamado Escuelas Unificadas, donde los estudiantes con discapacidad intelectual y los que no la tienen compiten y juegan juntos.

El propósito del programa, que incluye unas 110.000 escuelas, es que los estudiantes aprendan cómo un colegio puede convertirse “en un entorno saludable para promocionar la convivencia que tiene que existir entre todos”.

Estamos contribuyendo a reducir las desigualdades y las inequidades y a lograr la no discriminación y el que nadie se quedé atrás.

El origen de las Escuelas Unificadas son los Deportes Unificados en los cuales hay momentos en que compiten juntos deportistas con discapacidad y deportistas sin discapacidad. Lo que lleva a Javier Vásquez a la relación de las Olimpiadas Especiales con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 10, sobre la reducción de las desigualdades.

“Cuando estamos viendo que las Olimpiadas Especiales contribuyen a esa interacción entre personas con discapacidad y personas sin discapacidad, estamos contribuyendo a reducir las desigualdades y las inequidades y a lograr la no discriminación y el que nadie se quedé atrás”.

Finalmente, también menciona el Objetivo número 16 como otra de las contribuciones de estas Olimpiadas, ya que la inclusión “significa contribuir a sociedades más justas”.

La inclusión incumbe a todos

Pero la inclusión es tarea de todos y Javier Vásquez considera que los gobiernos, los jueces, los periodistas, las familias, y los ciudadanos de a pie, podemos hacer mucho por lograrla.

“Olimpiadas Especiales cree que es muy importante que haya una concienciación de la sociedad civil, para que todos nosotros, desde nuestros puestos de trabajo, desde nuestros hogares podamos incluir a las personas con discapacidad intelectual en todo lugar de la sociedad, en las escuelas, en el trabajo, en las fábricas, en las oficinas públicas. También está el trabajo con los distintos poderes del Estado, el Parlamento, el Poder Judicial, la Defensoría de los Derechos Humanos, los Ministerios de Salud y de Educación...”

Por ejemplo, los Parlamentos pueden empezar a revisar legislaciones, entre ellas los códigos civiles que presentan barreras para la toma de decisión de personas con discapacidad intelectual. Mientras, las Defensorías de los Derechos Humanos pueden visitar los hospitales donde todavía hay personas con discapacidad intelectual que están recluidas y aisladas. Por su parte, los jueces pueden proteger los derechos humanos de estas personas.

A todo ello se añade lo que pueden hacer las agencias de las Naciones Unidas, “que no han necesariamente han transversalizado la problemática de estas personas”, indica.

Las familias también pueden contribuir a la integración: “Muchas veces en muchos países la discapacidad intelectual está vista como un estigma. Hay que hacer mucha labor de educación de tal forma que los hogares sean inclusivos y no abandonen a las personas con discapacidad”.

Finalmente, está la propia persona con discapacidad y los atletas de Olimpiadas Especiales, “que están demostrando que ellos son los que cambian la historia” y los están empezando a llevar este mensaje de inclusión a los legisladores y otros dirigentes.

Producción: Antonio Lafuente

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