La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022 ha tenido un efecto indeleble en la población civil.
Se calcula que unas 12,7 millones de personas necesitan algún tipo de ayuda humanitaria.

Más de 10 millones de personas han sido desarraigadas de sus hogares por la invasión, y casi siete millones de ellas han abandonado el país. La gran mayoría son mujeres.

Las escuelas subterráneas, apoyadas por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) permiten que la educación continúe, a pesar de los bombardeos.

Un ataque importante a una central nuclear sería catastrófico para Ucrania y toda la región, y privaría al país de la energía que tanto necesita.
Los equipos del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA) siguen sobre el terreno en Ucrania, comprobando la salud de las instalaciones nucleares y vigilando los niveles de radiación.

Unos 780 centros de salud ucranianos han resultado dañados o destruidos desde 2022, dejando a los médicos trabajando en condiciones casi imposibles. La ONU ha intervenido para proporcionar atención de emergencia, desde suministros médicos hasta equipos médicos móviles y "espacios seguros" de salud mental.

El Banco Mundial ha calculado que el coste de la reconstrucción y recuperación de Ucrania rondará los 486.000 millones de dólares en la próxima década. Una parte importante será necesaria para la vivienda.

La ONU no ha esperado a un alto el fuego para ayudar a la reconstrucción de las infraestructuras dañadas y destruidas de Ucrania, realizar evaluaciones de daños y proporcionar financiación para la reconstrucción.