La legalización del cannabis, un peligro para los jóvenes

La legalización del cannabis, un peligro para los jóvenes

El uso del cannabis con fines no medicinales contraviene los tratados internacionales de fiscalización de drogas y es un riesgo para la salud, advierte un nuevo estudio de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).

En su informe anual, la JIFE analiza la legalización recreativa del cannabis en varios estados de Estados Unidos y en Canadá y concluye que una regulación insuficiente de su uso con fines médicos, ha permitido que la droga se utilice para otros fines.

"La legalización del cannabis con fines recreativos representa no solamente una dificultad u obstáculo para la aplicación universal de los tratados sino también un problema muy importante para la salud y el bienestar, en particular para los jóvenes”, aseguró Luis Otarola Peñaranda, miembro de la Junta en Perú, durante una entrevista con Noticias ONU.


"La intoxicación, los trastornos de conciencia, los trastornos de percepción, los ataques de pánico, las alucinaciones, la reducción de la capacidad para conducir y el aumento del riesgo de lesiones por accidentes de tránsito se han multiplicado por dos, por ejemplo, en el estado de California, en Estados Unidos. Entonces hay efectos adversos a corto plazo, y hay efectos psicosociales a largo plazo del consumo habitual de cannabis”, dijo.Otarola explicó que el informe describe una serie de consecuencias del consumo de la marihuana sustentadas en datos de la Organización Mundial de la Salud.

Según la Junta, entre los efectos psicosociales a largo plazo del consumo habitual del cannabis, se encuentra, entre otras cosas, la dependencia. El riesgo es de 1 de cada 10 entre los que lo han consumido alguna vez, 1 de cada 6 en consumidores adolescentes y 1 de cada 3 en consumidores diarios, con resultados más graves y persistentes entre los adolescentes que entre los adultos. 

También existe una relación entre el consumo de esa sustancia y el riesgo de padecer síntomas psicóticos o esquizofrenia, un mayor riesgo de abandono escolar temprano, trastornos cognitivos, uso ilícito de otras drogas, síntomas depresivos y pensamientos y comportamiento suicidas (cuando el cannabis se consume a diario en la adolescencia y la adultez temprana).

Otros riesgos fisiológicos a más largo plazo del consumo habitual del cannabis pueden incluir bronquitis crónica e infartos al miocardio.

El informe destaca además que el consumo de cannabis que se inicia durante la adolescencia puede dañar el desarrollo cerebral en un momento de gran vulnerabilidad.

"Esta información la hemos preparado con todo el respaldo de la academia y de algunos informes de la Organización Mundial de la Salud. Así que creo que es un informe pionero porque en la JIFE por primera vez le estamos “poniendo el cascabel al gato” y estamos abriendo o cerrando y zanjando, si se quiere, un debate de punto de vista jurídico sobre lo que se puede y lo que no se puede hacer”, apuntó Otarola.

Los países no están cumpliendo

El informe además destaca que existen metodologías y marcos jurídicos  muy claros para los países que han legalizado el cannabis con fines medicinales que no siempre se están respetando, y ese control deficiente de los programas puede llevar al aumento del consumo de la marihuana con fines no médicos.

"La primera condición es que exista un organismo nacional que controle la producción y el suministro. En segundo lugar, las convenciones establecen que sea el Estado el que expida las licencias de producción. Estamos hablando del cannabis medicinal y de fines científicos. El Estado tiene que tomar posesión de la materia, es decir de toda la producción. El Estado tendrá que tener derecho exclusivo del comercio al por mayor, es decir, que tiene que establecer una suerte de monopolio de compra para evitar la desviación y, finalmente, los Estados tienen que presentar a la JIFE sus informes y las previsiones de cantidades y el número de pacientes que deben ser atendidos por el uso medicinal del cannabis”.

De acuerdo con la JIFE, el consumo de cannabis ha aumentado entre los adultos mayores de 21 años en los Estados que han aprobado leyes que permiten su uso con fines médicos, y existen tasas más altas de consumo diario y de uso indebido y dependencia. Además, el número de hombres adultos que solicitan tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de cannabis ha aumentado más en estos países.

El informe recomienda a los gobiernos que adopten medidas para impedir el cultivo no autorizado de plantas de cannabis y que incauten los cultivos ilícitos y los destruyan. También recomienda que todos los programas de consumo de cannabis con fines médicos se elaboren y apliquen bajo la plena autoridad del Estado, que debe velar porque sea recetado por profesionales médicos competentes de conformidad con la buena práctica médica y sobre la base de pruebas científicas sólidas.

¿Tabaco, alcohol, cannabis?

Según la JIFE, en diversas regiones del mundo se usa una gran variedad de preparados que contienen cannabinoides a fin de ofrecer diferentes formas farmacéuticas y concentraciones de ingredientes activos y psicoactivos con diversas vías de administración. Se usan con la convicción de que aliviarán una amplia variedad de síntomas, a menudo sin pruebas fidedignas de que sean seguros o eficaces.

En 2013, Uruguay legalizó el uso del cannabis con fines no médicos, permitió su venta en farmacias y autorizó el establecimiento de clubes de cultivadores y la producción en el hogar por los consumidores. En 2018, Canadá legalizó la producción comercial y la venta con fines no médicos por adultos; la política se puso en práctica el 17 de octubre del mismo año.

Para la Junta, la experiencia adquirida con el consumo de alcohol y tabaco parece indicar que la legalización reducirá los riesgos percibidos  y la reprobación social de consumirlo, y aumentará la desviación de la marihuana a personas que no han alcanzado la edad mínima para comprarla y usarla.

Según Otarola, es claro que el panorama sobre la cuestión del cannabis ha cambiado a través de los años, por lo que se han modificado poco a poco las convenciones.

"Se ha iniciado un procedimiento interno que por ahora es reservado en la JIFE. Pero se mantiene así un diálogo constante y permanente con los Estados a través de sus representantes”, explicó.

El informe recomienda a los Gobiernos que permiten el uso medicinal de cannabinoides que evalúen los efectos de los programas. Esa vigilancia debería incluir la reunión de datos sobre el número y las afecciones médicas de pacientes que los usan, evaluaciones de sus beneficios realizadas por los pacientes y por los médicos, y tasas de episodios adversos. Además, los Gobiernos deberían vigilar también el alcance de la desviación de esos productos hacia usos no médicos y, en particular, la desviación para el consumo por parte de menores.

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El uso del cannabis con fines no medicinales contraviene los tratados internacionales de fiscalización de drogas y es un riesgo para la salud, advierte un nuevo estudio de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).

En su informe anual, la JIFE analiza la legalización recreativa del cannabis en varios estados de Estados Unidos y en Canadá y concluye que una regulación insuficiente de su uso con fines médicos, ha permitido que la droga se utilice para otros fines.

"La legalización del cannabis con fines recreativos representa no solamente una dificultad u obstáculo para la aplicación universal de los tratados sino también un problema muy importante para la salud y el bienestar, en particular para los jóvenes”, aseguró Luis Otarola Peñaranda, miembro de la Junta en Perú, durante una entrevista con Noticias ONU.

Cortesía Música: Broke For Free - "Night Owl" 

Audio Credit
Laura Quiñones
Duración
7'22"
Photo Credit
ONU/John Robaton