El coordinador humanitario comenzó leyendo uno de los miles de mensajes de socorro que han llegado a la ONU en las últimas horas…

“No queremos la guerra, no queremos la guerra, no queremos la guerra. ¿Pueden oír nuestros mensajes, nuestras voces, nuestros miedos? Nuestra situación es trágica. Nuestros sótanos no son seguros y no tenemos artículos de primera necesidad. Ayúdenos, ayúdenos. En lugar de decir nunca más, el mundo está diciendo una más”

Durante los últimos 4 días, 300 personas han muerto en veintitrés ataques y solo el 21 de febrero se denunciaron siete bombardeos a centros médicos.

Mark Lowcock recordó que las leyes del derecho humanitario “no son favores que deben comerciarse en un juego de muerte y destrucción” y que el acceso humanitario es un requisito legal.

 “Guta Oriental es un ejemplo de un desastre humanitario conocido, predecible y prevenible que se están desarrollando ante nuestros ojos”.

Todo el mundo sabe que 400.000 personas han muerto y llevan más de 4 años. Todo el mundo sabe que miles y miles de niños están gravemente malnutridos y que 700 personas necesitan ser evacuadas con urgencia.

“Todavía pueden salvar vida en Guta Oriental y en otras partes de Siria. Les insto a que lo hagan. Millones de niños, mujeres y hombres maltratados y asediados dependen de que el Consejo de Seguridad actúe”.

Tras las palabras de Lowcock, intervinieron los embajadores de los quince países que componen el Consejo y el embajador de Siria. Después, se suspendió la sesión sin que se tomara ninguna decisión.